lunes, 9 de julio de 2012

UNA TRAMPOSA CONSUMADA: LA NOSTALGIA

Todos alguna vez hemos caído presos en uno de sus múltiples engaños o argucias, todos podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que en más de una ocasión, hemos sido víctimas de su consumada habilidad para colocar trampas, y hacernos caer en sus nostálgicas redes, llenas de remembranzas idealizadas de lugares, situaciones y personas que, de no ser por ella, no hubiéramos vuelto a frecuentar. Les hablo de La Nostalgia. Recuerdo haberme encontrado con la famosa expresión, "las trampas de la nostalgia", en medio de la lectura de Cien años de Soledad", magistral obra de Gabriel García Márquez, haciendo alusión al regreso del coronel Aureliano Buendía a Macondo. El coronel regresa a Macondo, a su casa, engañado por la nostalgia, quien tendió para él, una de sus  muchas trampas, es que ésta es experta en llevar a su víctima, al recuerdo idealista de un lugar, una situación, una persona, centrándolo justo en el momento deseado, con la apariencia deseada, y hasta con el aroma añorado, haciéndole olvidar con su habilidad para jugar sucio, que las circunstancias han cambiado, que el tiempo no perdona a nada ni a nadie, y que a su regreso, nada será igual a como alguna vez lo fue. Aureliano Buendía, por supuesto, no encontró igual, ni el pueblo ni la casa que dejó, y así mismo nos sucede a veces, cuando un momento de soledad o tristeza, nos coloca en la mira embaucadora de la nostalgia, para hacernos fácil presa, haciéndonos llegar a creer, que si regresáramos a aquel lugar, si volviéramos a ver a aquella persona, si se repitiera aquella situación...seríamos felices, y en algunos casos, la trampa logra ser tan poderosamente hábil, que consigue convencernos de emprender un viaje real al pasado, para terminar comprobando, que nada ni nadie se escapa del inmisericorde paso del tiempo, y que solo Dios tiene el sobrenatural y divino poder de ser inmutable. Decepcionados y desconcertados, emprendemos el viaje de regreso a la realidad, reconociendo haber caído en una más de las trampas de la nostalgia. Confieso haber sido víctima de esta tramposa en innumerables ocasiones, y quizás somos nosotros los escritores los damnificados más frecuentes, ya que terminamos convirtiéndonos en "viajeros del tiempo", buscando en los recovecos de la mente,vivencias ocurridas y por ocurrir, para encontrar las historias que darán origen a nuestras creaciones. Reconozco que solo por ese motivo vale la pena arriesgarse a terminar cayendo en una de sus trampas, ya que después de terminar de limpiarse las telarañas adheridas, y curarse las heridas causadas, podemos atesorar en el "banco de vivencias" el recuerdo del incidente, para ser extraído cuando la imaginación considere que llegó la hora de convertir en una fabulosa historia la estrepitosa caída. De ahí en fuera...cuidado con dejarse seducir por la Nostalgia, pues se puede terminar accidentado, lastimado y arruinado, por algo o alguien, que si no sobrevivió para llegar al presente, es porque debe quedarse viviendo eternamente en el pasado.

3 comentarios:

  1. Hola Diana. Creo que los escritores, como bien dices, somos una de las principales víctimas sobre las que se cierne esa gran mentirosa que es, en ocasiones, la nostalgia. A cambio, no obstante, nos ofrece la posibilidad -pues no sé si merece el calificativo de ventaja- de devolvernos bienes en forma de historias. A veces dolorosas, pero historias al fin y al cabo. Es ese intercambio, no sé si simbiótico pero jamás gratuito, el que hace que todos los que no dediquemos a esto continuemos "enganchados", a pesar del dolor. Quizá, con los años y la experiencia, logremos inhibir aunque sólo sea un poco esa espejismo engañoso e idealizado con que la nostalgia nos seduce; aunque, bien mirado, también nos proporciona unos momentos de auténtica felicidad. Breve, pero genuina.

    ¡¡¡Saludos y... buenos libros!!!

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  2. Hola Jordi, yo vivo tropezando y cayendo en las trampas muy a menudo, es más casi podría decir que todo lo que se refiera al pasado me atrae irremediablemente, me he dado grandes "tramacazos" (como les decimos acá en mi tierra a los golpes), y sin embargo...cuando menos espero, me encuentro atrapada nuevamente. Pero como dices, el hecho de ser escritora, me permite sacar algún provecho de la experiencia, y la mayoría de las veces, el resultado obtenido bien vale la pena el haber caído. Gracias por tu visita y me honras al comentar. Un abrazo desde Cartagena de Indias y buen viento y buena mar para tu nueva novela.

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  3. Muy cierto, todos hemos sido presa de la nostalgia. Hemos vivido de recuerdos de situaciones, personas y al volver darnos cuenta que no son la gran cosa. Un saludo.

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