martes, 3 de febrero de 2015

SINFONÍA PARA UN AMOR ABSURDO


Y sin embargo... aún te quiero.
Con la terquedad propia del que ha perdido la cordura, y se empecina en su demencia, en imponer al mundo su desvarío, con absurdos argumentos.
Te quiero, con la dolorosa y suicida convicción con la que se defienden las causas perdidas.
Te quiero,  sabiendo que en mi batalla interior es segura la derrota, la razón vencida por el recuerdo de tus besos, de tus manos, de tu sudor y tu saliva.
Te quiero, aunque un orgullo maldito me torture, para obligarme a creer lo contrario, trayéndome con burla a la memoria tus desplantes.
Te quiero, muy a pesar de los golpes que con saña, tú y yo le hemos propinado a este amor, frágil e inseguro.
Aunque las heridas de mi corazón sangren a diario, y éste, agonizante me suplique que te odie,
yo, sin escuchar su dolorosa queja, tomo el puñal de tu recuerdo, y abro tajos sin piedad en sus sufridas fibras,
abriéndolas más, vertiendo por el dolor de tu ausencia y la mía, de tu orgullo y el mío, un llanto invisible, derramando lágrimas que nunca nadie verá, ni siquiera yo misma.
Te quiero, aunque nunca más vuelva a decírtelo, aunque tus ojos no vuelvan a mirarse en los míos, aunque no volvamos a tocar con nuestras manos las estrellas desde las sábanas revueltas,
aunque mi cabello no se enrede más entre tus dedos, y tu sudor no vuelva a empapar mi rostro y mi cuerpo,
y aunque un eterno silencio amurallado se levante entre los dos.
Te quiero, aún te quiero, ya no con la misma fuerza, ni de la misma manera,
tampoco sé si mañana los restos sobrevivientes de este amor absurdo entreguen su último suspiro,
o tal vez agonicen un mes o un año, o quizás permanezcan siempre, en un coma sempiterno. No lo sé.
Lo único que hoy puedo decirte con certeza es:
Y sin embargo...aún te quiero.

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