sábado, 16 de junio de 2012

TIENDA DE RECUERDOS Y ANTIGUEDADES

A principios de este año, una tarde cualquiera de mediados de enero, salí a recorrer acompañada de mi hermana, las calles del centro histórico y del sector amurallado, plan que además es de mis favoritos, coincidiendo con la época del año que para mi juicio es la más tranquila de las vacaciones, cuando ya se ha pasado el bullicio y el ajetreo de la temporada navideña.  Esa tarde fresca y tranquila de enero, descubrimos un sitio que capturó de inmediato mi atención, la primera señal que nos alertó de su presencia fue un olor indescriptible, como a madera antigua, con un poco de polvo, o más bien a mueble viejo sobreviviente de épocas y acontecimientos ocurridos muchas  décadas atrás. El añoso olor produjo en mi, el encendido instantáneo del interruptor de mi  acelerada imaginación, apresuramos el paso para encontrarnos allí, a mitad de una de las antiguas calles del centro histórico cartagenero, con una tienda extraordinaria. Primero atisbamos por las ventanas, pegando las caras a los vidrios para divisar a medias el contenido de los artículos que se vendían, antiguedades de toda clase me hacían carantoñas desde el otro lado del vidrio para invitarme a entrar, cosa que hice sin pensarlo dos veces y casi arrastrando a mi hermana a quien el solo olor ya la tenía nerviosa. Al poco rato nos encontrábamos en el interior de una inmensa casona llena desde el piso hasta el techo de objetos, adornos, muebles, cerámicas, todos antiquísimos,datados de remotos tiempos, muchos provenientes de excavaciones y rescates arqueológicos en diversas partes del mundo. Fue inevitable salir de allí sin comprar algo; el objeto escogido aquella tarde de enero fue una preciosa taza de te francesa, de finales del siglo XIX y en la que pomposamente tomo mi café o mi te cuando me siento a escribir, me gusta imaginarme que alguna mujer interesante, famosa, o noble quizás, también tomó en esa hermosa taza de fina porcelana con filigrana. Salí de allí con una extraña sensación, mezcla de placer y contento por haber adquirido algo que me había encantado, y de culpabilidad, por gastar dinero en algo que sabía no necesitábamos para nada en el momento, pero lo más espectacular de la visita a aquel lugar, fue el haber experimentado la vivencia de ser transportada a épocas pasadas, por el solo hecho de haber estado en un sitio tan particular, lleno de objetos y cachivaches antiguos.
Aunque parezca increíble cada uno de nosotros es propietario de una tienda de antigüedades, cada uno de nosotros posee innumerable mercancía en los estantes de la mente y del alma, sólo que el único cliente que nos visita es nuestro propio pensamiento, que acude con frecuencia a la tienda a buscar recuerdos en específico, un aroma, un rostro, una sonrisa, una caricia, un lugar... hay  también en la bodega de la tienda mercancía almacenada que por ningún motivo se quiere sacar, porque corresponde a sufrimientos, a lágrimas, a mentiras, a silencios, a despedidas y a injustos engaños. Pero hay recuerdos... que como mi taza de  te, costosa e innecesaria, se sacan de la tienda para beber la vida a diario, embelleciéndola con el delicado y hermoso diseño de un recuerdo innecesario, que también nos ha costado muy caro.



4 comentarios:

  1. Hola, acabo de conocer tu libro a traves del blog "Libros sueltos".
    Asi que paso por aqui a darte mi enhorabuena!! Espero leerlo, un saludo y suerte!!!

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  2. Hola! Muchísimas gracias por tus buenos deseos, tu blog me encanto, así que me tendrás a menudo por allá. Seguimos en contacto, y me alegra que te animes a "entrar en el laberinto". Abrazos desde Cartagena- Colombia!!

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  3. Hola Diana. Somos muchos los que compartimos el placer por la lectura y también, aunque no tantos, los que sentimos la necesidad y el placer de escribir. Continúa compartiendo tus experiencias; todos podemos resultar enriquecidos. Un saludo desde España y... ¡¡¡adelante!!!

    Jordi L Monedero

    hechodetinta.blogspot.com

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  4. Muchas gracias Jordi por tu reconfortante mensaje, me llega en el mejor de los momentos. Mientras la fuente de la imaginación disponga siquiera de una gota, personas como nosotros seguiremos escribiendo, siguiendo el sendero señalado por las letras. A ti hago recíproco el mensaje, para que sembremos el amor a la cultura, el arte y las letras en un mundo que tanto lo necesita. Un fuerte abrazo desde Cartagena de Indias- Colombia.

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